1. Una vez bien limpio el capón, ensartar en una varilla de hierro (espetón) y ponerlo al fuego, a ser posible de leña. Dar vueltas al ave hasta que empiecen a levantarse ampollas en la piel.
2. Rociar la superficie con disolución fuerte de agua con sal.
3. Seguir volteando el capón y cuando esté otra vez seco, untarlo con la grasa del mismo, hasta que quede brillante.
4. Voltear unos minutos más y rociar de nuevo con agua y sal. Continuar dándole vueltas y untar con más grasa, así alternativamente, hasta que esté dorado y presente un color apetitoso.
5. Cuando el ave esté a punto, rociarla con el zumo de limón. Servirla acompañada con lechuga.