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EL JAMÓN DE YORK

El proceso de elaboración de los jamones cocidos, cualquiera que sea su tipo, consta de tres fases básicas: acción de la salmuera, cocción y conformación y prensado de la pieza.
El producto elaborado en estas condiciones debe ser capaz de conservarse durante meses, incluso a temperatura ambiente, si bien es recomendable siempre el almacenamiento a temperaturas de refrigeración. Este no es el caso cuando el envase o envoltura ha sido abierto, y sobre todo cuando por el corte aparece expuesto a la superficie. A partir de este momento, el riesgo de contaminación microbiana es grande y, aun a temperaturas de refrigeración tiene una vida útil limitada a unos pocos días.
Presentación y conservación
En el hogar, el jamón de York es fácil de conservar, envolviendo las lonchas o piezas en papeles de aluminio impermeables o en películas plásticas, por supuesto que a temperaturas de refrigeración. En el mercado, los jamones cocidos pueden presentarse de diversas formas, normalmente prismáticas o cilíndricas, o bien en forma de pera, de peso y dimensiones variables. En cualquier caso, la superficie exterior debe ser consistente, lisa y regular, sin grietas ostensibles. Al cortar, la superficie del corte deberá ser de un color sonrosado característico, y no deberá observarse la presencia de grasa añadida o huecos en la masa cárnica. La textura deberá ser la que permita el corte de lonchas lo suficientemente sólidas y con las piezas de carne convenientemente ligadas.